LA CASA NO ESTÁ EN ORDEN
lunes, 12 de abril de 2010

La insistencia en la malicia es, en cierta medida, producto del consentimiento a cosas que se hacen y dicen. Una tarjeta del Gobierno Municipal que nos ha llegado, muestra y dice lo siguiente:

 

 

 
<< Click sobre imagen para ampliar >>
 
 
 

No se puede seguir aceptando calladamente  que el Gobierno y la militancia adicta nos quieran imponer el principio del fin para la lucha que llevamos y llevaremos adelante hasta que sean castigados absolutamente todos los asesinos, cómplices y beneficiarios de la Dictadura Militar Genocida.

 

En el acto que el 23 de marzo se realizó con la presencia de una variada gama de organizaciones y funcionarios del Gobierno -el Gobernador Binner, el Intedente de Rosario, legisladores, ministros y demás alimañas- ya se habían anticipado con precisión las líneas del “plan sistemático de exterminio” de la memoria.

Las cosas que allí se dijeron y ahora se reiteran en el tarjetón del Gobierno Municipal de Rosario, fueron realmente graves.

 

Una Madre de Plaza 25 de Mayo, con un hijo desaparecido, “celebró el acontecimiento porque es "como reencontrarme con él", destacó en relación al edificio que perteneció en sus orígenes, a principios del siglo pasado, a la familia De Lorenzi."

Decir que allí hizo el servicio militar un desaparecido y que entrar a ese lugar es "como reencontrarse con él" es un disparate de esos que hace años no se ve. Hay que tener la cabeza muy  extraviada para sentir que estando en la sede del mando genocida uno se reencuentra con los compañeros.
Pero no le va a la zaga lo siguiente:

"Iván Hernández Larguía, de la comisión del Museo, habló en su discurso de "la dictadura cívico-militar" y llamó a "no olvidar las muertes y las vejaciones que sufrieron miles de argentinos", pero destacó que "en casa (por el espacio que ahora ocupará el Museo) es más fácil sentirlos cerca, reconstruir su cara y volver a escuchar su voz".


Esto último es aterrador. Tan grave viene la locura. ¿Alguien puede sentirse en casa en el lugar en que se decidía tortura, desaparición, prisión, muerte, latrocinio, violación? Esto es más grave que lo dicho por la mujer citada en primer término, pero en la misma línea de peores cosas.  Ese edificio, si es como dicen que los lugares son testigos de los hechos, cosa absurda pero a veces aceptable por pura literatura, ese edificio, además de ser el Comando regional del genocidio, está a metros de donde fue asesinado el abogado del Partido Comunista Guillermo Kehoe en febrero de 1964, a dos  cuadras de donde mataron al joven obrero y estudiante Luis Norberto Blanco en el Rosariazo, a doscientos metros del chupadero “El Pozo”, y mil cosas más de las que ese edificio fue "testigo", además de ser siempre una mansión de oligarcas. Resulta que  ahora es "la casa" de esta gente. Resulta que ahora y allí "es más fácil sentirlos cerca, reconstruir su cara y volver a escuchar su voz". Esto es lo que predica la Comisión del Museo y esto será el Museo.


Y encima, Baglietto.

"Juan Carlos Baglietto cerró el acto entonando el Himno Nacional. "Sentí que había que estar; hay lugares y momentos donde uno no se puede hacer el boludo", le dijo a LaCapital antes de subir al escenario."

Resulta que sintió que no puede ser boludo como lo es permanentemente. Sintió algo parece, le dio cosa estar ahí y no cantar el Himno Nacional. Se desemboludó por un rato y se mandó, como es costumbre hoy en día, a cantar el Himno porque está bien visto que un famoso cante el Himno bien a lo yanqui. Y vaya uno a saber cuánto va a cobrar por esta súbita toma de conciencia del boludo habitual que por un rato desemboludeció de la mano de Blas Parera y Vicente López y Planes, nada menos.

En resumidas cuentas, y que Aute nos perdone que demos  vuelta su letra, pero “más que tristeza dan náusea”.

 


Por si algo faltara, el Director del Museo de la des-Memoria, Rubén Chababo destacó:

"Este tipo de espacios son de rituales restauratorios, sirven para sanar aquellas heridas cuando el Estado vulneró de tal forma el alma y el corazón de tantos argentinos. Igual que los juicios que se están llevando a cabo en nuestra provincia", acotó"

O sea, sana sana colita de rana. Y reconciliación, mucha reconciliación. Demasiada reconciliación si es posible. Porque en definitiva es eso lo que el sanador propone. ¿Una sede social y unos pocos juicios es todo lo que necesita el alma para restaurarse y sanar?

Hay que ser muy objetivos para superar la sensiblería -que es la sucedánea de mala reputación de los sentimientos- y plantarse de cara a los hechos tal como son, en su materialidad concreta.

¿La Dictadura "vulneró el alma y el corazón" según este funcionario?. ¡Qué el alma y el corazón!. Si fuera eso, despídamonos de los juicios, porque por eso no es delito, desde ya lo advertimos. La Dictadura asesinó a 30.000 compañeros como tantas veces pintamos allí mismo (“30.000 veces volveremos”).

Si nos fijamos bien, empezó el operativo negación, porque ninguno aparece en los medios -y tal vez sea mérito de los medios, quién sabe- afirmando que hay 30.000 compañeros desaparecidos. Sólo el periodista Eduardo Valverde lo menciona expresamente, y podemos y de hecho lo hacemos, discrepar con el conjunto de su visión del tema, pero lo hace y bien hecho está. Pero es él. ¿Estaba prohibido decirlo en el acto de desmemoria más brutal que uno haya conocido y que no sea de los de Pando y sus parientes como Fernández Meijide?. En un acto como ese -y por supuesto que siempre- pero en un acto como ese especialmente ¿no es obligatorio recordarlo expresa y profusamente?. ¿No?. ¿O es que ya no importa la dimensión aterradora, la cuantificación que hace que se considere con sobrada razón que el “plan sistemático de exterminio” fue un genocidio, como lo reclamamos organismos de Derechos Humanos y lo reconoce  incluso algún que otro Juez?.

Y no es joda: el patriarcal funcionario de la Comisión bajó la línea enterita y completa descaradamente.

"Cada uno de ustedes recordará ahora a sus ausentes, yo recordaré los míos, y juntos les diremos: este largo largo camino ha terminado, hemos arribado por fin a la isla legendaria de nuestros afanes, entremos en nuestra casa"

Primero, ni hablar de desaparecidos. Al mejor estilo de lo peor de la reacción, son "ausentes" y si  lo apuramos, coincide con los jueces momios que nos decían que la figura legal precisa es "ausentes con presunción de fallecimiento". ¿O no tuvimos que enfrentar eso también?. Segundo, cada uno...sus ausentes... yo... los míos,  es decir, un culto del duelo ancestral, cavernícola, funerario y antisocial. Diametralmente opuesto a la imprescindible visión política. Pero sin pedirle que sea en estos términos -tan difundidos que hasta lo manejan los chicos de una secundaria y aún de la  primaria, pueblo contra milicos, por ejemplo-, sin pedírselo siquiera, debemos exigir que por lo menos esté a tono con el grado de civilización capitalista, al desarrollo histórico. Ha habido un genocidio y el patriarca nos llama al recogimiento. ¿Y para qué?. Para decirnos desde su ridículo personaje que "hemos arribado por fin a la isla legendaria de nuestros afanes, entremos en nuestra casa". Así que "llegamos". Estamos "en casa" y "entremos". Nada, pero nada, más apropiado a la fundamentación de un punto final. El Gobernador quiere que allí los chicos canten en libertad, el Director del Museo quiere "rituales restauratorios" y éste nos viene a decir que "hemos arribado por fin a la isla legendaria". Punto Final.

 

 

Artículos períodisticos relacionados:

 

http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/suplementos/rosario/9-22866-2010-03-24.html

http://lacapital.com.ar/ed_impresa/2010/3/edicion_518/contenidos/noticia_5391.html

http://lacapital.com.ar/ed_impresa/2010/3/edicion_518/contenidos/noticia_5396.html