POEMA: EL MEMORIAL. (EN HOMENAJE AL CHE)
viernes, 06 de junio de 2008

Este poema fue recitado ante el Memorial del Che, en la primera parte del Acto que tuvo como cierre a Fidel hablando y encendiendo lla llama eterna. Asi que no es poca cosa la ocasión.

Y es notable que en ese mismo Acto, en ese preciso momento en que se alza un monumento, se le ponen condiciones políticas y morales de aceptación aunque más no fuera por medio de estos versos.

Siempre lo hemos dicho: una cosa es el Memorial y el monumento entendio por revolucionarios en la tierra de la Revolución, y muy otra es la de los sinvergüenzas en la tierra sometida al capital.

Para mayor mal aún, los mismos capitalistas llevan la voz cantante y ensalzan cualquier virtud común a cualquier hombre más o menos honesto, pero ninguna de las virtudes que hacen del guerrillero revolucionario comunista alguien tan singular.

Asombra el poema por esa fidelidad a lo que siempre dijo el Che, no lo que “diría”, sino lo que ha dicho concretamente.

Si allá el poema resulta un recordatorio imperioso para conjurar las malas vistas, para recordar que lo que se erige exige, para llamar a seguir alerta, acá suena como una sentencia a tanta hipocresía capitalista y tanta desvergüenza reformista.

 

 

EL MEMORIAL.

 

                                          Enrique Núñez Rodríguez

     

Está bien, Santa Clara,

De acuerdo:

Aunque la libertad de creación

Merece todo mi respeto

Quisiera sugerirle al escultor amigo

Teniendo en cuenta que ha de ser mi  monumento

Que diseñe un lugar para el combate

Por la causa del pueblo,

Una trinchera,

Más bien un campamento,

Un sitio de batalla

Donde no habrá reposo ni en paz descanse

Para el guerrillero.

Advierto, desde ahora,

Que he de tener a mi mano un fusil

Y que he de estar despierto

Para espantar plegarias

Y lágrimas y ruegos,

Promesas y amuletos,

Milagros y oraciones,

Porque no soy un santo

Ni estoy muerto.

Llévenme resultados

Surcos de fuego, cañas cortadas,

Fábricas que se abren,

Aulas colmadas,

Trabajo voluntario,

Semillas que germinan,

Sonrisas y alboradas,

Poemas y canciones,

Y patrias liberadas.

Al enemigo solo el hierro y la bala.

Está bien, Santa Clara,

¡De acuerdo!

Es un buen sitio

Para echar a andar

De nuevo

Mis guerrilleros huesos.