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EL FEROZ AUMENTO DE LOS ASESINATOS DE JÓVENES POR PARTE LAS FUERZAS CONJUNTAS EN ... PDF Imprimir E-Mail
jueves, 04 de junio de 2015

NOTA: apremiados por la concreción del escrache al Ministro de Represión Raúl Lamberto en el día de mañana viernes 5 de junio, anticipamos este fragmento -con actualizaciones- del artículo LOS PACIFICADORES – NOTA II (Resulta que...) postergando unos días su publicación completa.

Entendemos que hoy es importante aportar a fundamentar la necesidad de la acción de denuncia popular que es la actividad mencionada.

Para mañana entonces, viernes 5 de junio, a las 18 hs., convocamos con la Coordinadora Antirrepresiva Rosario - C.A.R., a concentrar en Oroño y Mendoza para marchar hasta el domicilio de Lamberto, ubicado en Mendoza al 2600.

 

EL FEROZ AUMENTO DE LOS ASESINATOS DE JÓVENES POR PARTE LAS FUERZAS CONJUNTAS EN EL MARCO DE LA PACIFICACIÓN DEL MINISTRO DE REPRESIÓN RAÚL LAMBERTO (Y BERNI).

 

 Resulta que que  la segunda invasión de gendarmes a Rosario se inicia el 23 de mayo de 2015.

No nos cabe duda alguna de que, en el marco de una ocupación del territorio por fuerzas militarizadas, no puede pasar otra cosa que la estimulación de las peores características de las tropas estables, es decir, la Policía de Bonfatti, segunda en el ranking nacional del gatillo fácil.

Todo lo que se insinúa sobre la probabilidad de que la presencia de los verdes controle a los azules, incita al delirio de que se abuenarán de algún modo.

Un mínimo examen de la acción de las tropas del actual Ministro de Represión, desalienta cualquier ilusión al respecto y un registro preliminar, provisorio, de los hechos en Rosario nos muestran que desde la llegada del apoyo gendarme, la matanza de jóvenes por parte de la Santafesina se ha acelerado y, en casos como el primero que exponemos, no se puede descartar que se esté siguiendo la regla de oro de la Dictadura Genocida, es decir, el aniquilamiento de quienes ponen en evidencia la barbarie.

 

Dejamos renglón de por medio y subrayamos como insistencia: dos integrantes de la más grande y sangrienta banda criminal, “los policías”... “siguieron a Carlos por la escalera,  le dispararon una vez y el rodó malherido. Y que en el piso y golpeado les dijo: “No me maten, tengo familia”. Pero “el milico sacó el arma y lo remató” (La Capital de Rosario) “Carlos ... transitaba bajando la angosta escalera que dirige a calle Garzón. Allí fue donde recibió el primer disparo por la espalda, para luego intentar huir sin éxito hasta que a los pocos metros fue alcanzado por uno de los policías...uno de los policías lo ejecutó con un disparo en la cabeza cuando estaba en el piso.”. (Rosario/12).

Claramente una ejecución. Una ejecución que va más allá del gatillo fácil , porque los vínculos que surgen son, en primer lugar, Carlos como familiar de una víctima del delito de Desaparición Forzada de Persona; en segundo lugar, la pertencia de los uniformados a la misma banda criminal que está siendo investigada en Tribunales Federales. Como dicen los especialistas, prima facie luce como un la eliminación premeditada de un integrante de la familia que acusa a la fuerza asesina.

 

 

 24 de mayo – Sorrento y Cavia – Zona Norte -

 

Dos policías en moto (vehículo que según la propuesta de la Fiscalía (Instigadora) de Homicidios debe ser considerada transporte de delincuentes y sicarios - http://uadh.org//index.php?option=com_content&task=view&id=502&Itemid=31 ) asesinan nada menos que al tío del detenido-desaparecido Franco Casco. Como ya lo hemos dicho más arriba, por este caso el  Estado santafecino está acusado de este crimen de lesa humanidad y los santafesinos no saben aún siquiera el nombre de los milicos de la Seccional 7a de Rosario implicados directamente en el hecho, no ha sido apartado ninguno y no sabemos tampoco el de estos dos represores que ahora asesinan al tío de Casco. La protección de Lamberto es pertinaz.

http://www.lacapital.com.ar/policiales/Piden-justicia-por-el-crimen-de-un-joven-a-mano-de-oficiales-que-lo-confundieron--20150604-5102.html

A los costados del puente de avenida Sorrento, a la altura de calle Cavia, hay dos largas y empinadas escaleras que los vecinos de los barrios bajos utililzan a diario para cruzar de un lado al otro del viaducto. La mañana del 24 de mayo Carlos Vicente Godoy, de 25 años, antiguo vecino del barrio, padre de un pequeño hijo y con dos trabajos fijos, cruzaba el puente mientras unos muchachos, a metros de allí, intentaban robarle a los automovilistas que pasaban. Eran las 7 cuando pasaron por el lugar dos policías en sendas motos: un agente del Comando Radioeléctrico y otro de la Policía de Seguridad Vial. Según voceros de Jefatura iban a prestar un servicio adicional y vieron a los ladrones. Entonces los enfrentaron y éstos les dispararon. Mientras los asaltantes escapaban hacia un lado, Carlos Godoy vio la escena e intentó correr hacia el otro, pero los policías lo confundieron, lo persiguieron y le dispararon en medio de la escalera. Carlos suplicó por su vida, ligó varios tiros de los doce que se escucharon, y murió allí, rodando escalones abajo. Su padre ahora quiere saber qué pasó. Sus vecinos también. Su mujer, su hijo, su madre. Todos quieren saber y por eso ayer estuvieron 15 horas cortando el puente donde mataron al muchacho, aguantando el fuego de las llantas. Nadie se acercó a ellos ni les dio respuestas. Carlos “nada tenía que ver con eso, no era ladrón”, dijeron los suyos La Capital.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Familiares, vecinos y amigos de Carlos Godoy pidieron justicia. Lo hicieron durante 15 horas y debieron soportar la prepotencia de la policía que pretendía desalojarlos del puente.

 

Una sintética reseña de http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/9-49545-2015-06-04.html obliga a que no se ignore, a que no se deje de denunciar lo más evidente: miembros de la Policía de Lamberto, asesinan a un integrante de la familia cuya decisión de echar luz sobre lo ocurrido con Franco, ha puesto en descubierto al Estado santafecino como el único actualmente enjuiciado en los Tribunales Federales por el delito de Desaparición Forzada de Persona.

 

No es la primera muerte que enluta a los Godoy: el 14 de septiembre de 2014 Mauricio Gómez, de 24 años y nieto de los Godoy, recibió dos balazos policiales que oficialmente fueron informados como un enfrentamiento. La familia asegura que el chico salía de un cumpleaños de 15 cuando quedó en el medio de un hecho que le era ajeno. El otro familiar de los Godoy es Franco Casco, quien llegó desde Buenos Aires de visita a Rosario y se alojó en la casa lindera de los Godoy, donde vivían otros familiares. El joven desapareció y la familia comenzó a reconstruir sus últimos pasos hasta llegar a una detención en la comisaría 7ª. El cuerpo del chico apareció un mes después flotando en el Paraná. La causa es investigada por la Justicia Federal por desaparición forzada de persona. La autopsia descartó que el joven haya muerto ahogado.

 

 

28 de mayo - Tablada – Zona Sur -

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Callejon Patricias Argentinas al 4300. Allí vivía Maximiliano Zamudio con su familia y hasta allí llegó el agente de Prefectura en su viejo Falcon blanco.

Un cabo de la Prefectura de civil y con arma propia, asesina a un joven de 16 años a metros de su casa.

http://www.lacapital.com.ar/policiales/Cabo-de-Prefectura-asesino-a-tiros-a-un-chico-al-resistir-un-supuesto-robo-20150529-0025.html

 

 

29 de mayo -BARRIO MODERNO – Zona Sur Oeste.

 

http://www.lacapital.com.ar/policiales/Se-enfrento-a-tiros-con-la-policia-en-la-zona-oeste-y-termino-herido-de-el-abdomen-20150529-0062.html

 

Un joven herido y otro detenido fue el saldo de un enfrentamiento ocurrido esta madrugada en la zona oeste de la ciudad.

 

Según señalaron fuentes policiales a La Capital, cerca de las 3.30 personal del Comando Radioeléctrico se encontraba patrullando la zona de Garibaldi al 6100, en barrio Triángulo y Moderno, cuando observaron a dos jóvenes corriendo hacia el móvil. Uno de los muchachos se detuvo, sacó un arma efectuó un disparo hacia los uniformados.

 

Se inició allí un intercambio de disparos, que terminó con uno de los jóvenes —Sergio A; de 22 años— con una herida de arma de fuego en el abdomen. El joven fue derivado al Hospital de emergencias Clemente Alvarez (Heca), donde se encontraba en estado grave. Está domiciliado en la cuadra donde ocurrieron los hechos.

 

El otro muchacho —Maximiliano R; de 26 años— fue detenido y trasladado a la comisaría 19ª, quedando a disposición de la Justicia de Rosario. En el lugar se secuestró un revolver calibre 22 con cinco vainas servidas y dos intactas.

 

 

Ver muy especialmente:

http://www.lacapital.com.ar/policiales/Los-hicieron-arrodillar-les-dijeron-que-no-los-miren-y-les-tiraron-20150603-0019.html

“Los hicieron arrodillar, les dijeron que no los miren y les tiraron"

 

Sergio Romero tiene 21 años, carece de antecedentes penales y es padre de una niña de 6 años. Desde hace un tiempo convive con Mariela, con quien no tuvo hijos. El viernes a la madrugada se hallaba con su amigo Maximiliano en Garibaldi al 6100, límite entre los barrios Policial y Toba. Tomaban unas cervezas cuando a las 3.15 llegó, según dice la familia Romero, un móvil de la policía. Los uniformados les dijeron a los jóvenes que ellos habían sido quienes, minutos antes, habían disparado contra el móvil. Los muchachos lo negaron. Nunca llevan armas, son changarines y trabajan cerca de Tribunales lavando autos. Los pusieron de rodillas y los balearon. A Romero dos impactos le perforaron el abdomen; a Maximiliano uno le dio en un pie. Luego, a los empujones, los llevaron a la seccional 19ª. Y recién a las 6 de la mañana del viernes Romero fue derivado al Hospital de Emergencias, donde hoy será operado por cuarta vez.

Los hechos podrían ser confusos. Pero en la voz de Soledad, tía de Romero; y de Mercedes, madre del chico, toman un sentido de impotencia. Dijo Soledad: "Pusimos un abogado porque queremos saber qué pasó, por qué lo quisieron matar. Sergio es un chico tranquilo, tuvo una hija a los 14 años y eso le hizo abandonar el colegio. Toma con sus amigos y a veces se pasan, pero nada más". Y agregó: "El viernes a la madrugada estaban en la casa de Maxi, salieron a comprar cervezas y de pronto vieron un móvil policial. Les dieron la voz de alto y ellos se quedaron mudos, con la manos levantadas y con miedo".

Según esta mujer, los jóvenes no iban armados porque no usan armas para nada. Romero no tiene antecedentes y, según aseguró, Maximiliano tiene algunas anotaciones menores. "Los policías se bajaron del auto y les gritaron. Les dijeron que no los miraran y les preguntaron si a ellos les gustaba tirar tiros. Los chicos les contestaron que no, que no tiraban. Los hicieron arrodillarse y Sergio les dijo algo. Entonces uno de los policías, así no más, le dijo que no lo mirara y le disparó dos veces", dijo Soledad.

Malherido. La situación se tornó irrespirable. Maximiliano estaba mudo y EM_DASHsegún SoledadEM_DASH los policías le dijeron que corriera. El no corrió, pensó que le iban a tirar por la espalda y lo matarían, y entonces para presionarlo le balearon un pie. "El chico, cunado vio que Sergio estaba en el piso malherido, empezó a preguntarle si estaba bien, que no se durmiera, y a los gritos llamó a su madre, «mamá, ayudame, me van a matar»", dijo varias veces. Su madre salio a la vereda y vio como "un policía le pisaba la espalda a Maximiliano. Un ratito después y cuando la calle estaba llena de móviles y hasta una camioneta de Gendarmería, un policía levantó a los chicos y los tiró en la caja de una chata para llevarlos a la 19ª", cuenta Soledad.

Mercedes, la madre de Sergio, toma cada frase, la desmenuza, la escupe. "En la comisaría fue un desastre. A Sergio lo metieron en una oficina y a Maxi en un calabozo. Los desnudaron. A mi hijo lo dejaron en calzoncillos y a Maxi también. Sergio tenía dos tiros en el cuerpo y perdía mucha sangre. Maximiliano nos contó que él, aunque lo dejaron en un calabozo alejado de Sergio, le hablaba. Le preguntaba cómo se sentía y mi hijo le decía que dolorido pero bien. Hasta que la policía les empezó a pegar, más a Maximiliano que a Sergio".

Sin miedos. Las mujeres, que no tienen miedo, dijeron que a Maximiliano, aún herido, le querían hacer firmar una declaración en la que aceptaba que ellos le habían disparado al patrullero. "Pero el chico les dijo que no, que sólo si iba un juez declaraba. Se comió varias piñas mientras Sergio se desangraba, pero no firmó nada".

Maximiliano seguía gritándole a Sergio, pidiéndole que no se desmayara y los presos de la 19ª escucharon eso. Entonces comenzaron a pedir a los policías que trasladaran al muchacho al hospital. El muchacho se moría y los detenidos empezaron a hacer "escándalo y ruido" para que lo atendieran. Alguien decidió trasladarlo al Heca y allí llegó a las 6 del viernes, o al menos ese fue el horario de entrada que le dio la médica de guardia a la familia: tres horas después de su detención.

Una vez en el Heca los médicos prácticamente lo rehicieron. Su tía, contó casi en un lenguaje médico: "Perdió mucha sangre. Uno de los tiros le ingresó por la espalda, le hizo daño y salió por el tórax. El otro comprometió el hígado, el pulmón y la aorta. Tres veces lo quisieron operar entre el viernes y el domingo, pero no podían porque no se estabilizaba su presión arterial. Ahora ya le hicieron tres crujías y tiene el abdomen abierto. Está en terapia y por ahora le limpiaron la zona y aunque sigue con respirador, evoluciona. Es crítico el estado, pero evoluciona", contó con optimismo.

Por su parte, en la seccional sucedieron dos hechos al menos curiosos. A Mariela, la pareja de Sergio, le dijeron que le habían dado la libertad el mismo viernes por la mañana; pero el joven se encontraba grave en el Heca. A Maximiliano, en tanto, lo liberaron el mismo viernes.

El caso lo tomó el abogado Rafael Tamous, quien ayer expresó que "Maximiliano está aterrorizado y Sergio aún peleá por su vida. Es claro que esto es, por el momento, un abuso de autoridad. Pero creo que recién comienza", sentenció.

 

 

 29 de mayo - Alto Rosario Shopping

 

 

http://www.lacapital.com.ar/policiales/Un-policia-de-civil-disparo-por-error-contra-dos-jovenes-frente-al-Alto-Rosario-20150530-0004.html

 

 

Un agente de la Dirección de Control y Prevención de Adicciones la emprendió a los tiros contra un auto estacionado frente a uno de los shoppings de la ciudad creyendo que en su interior había un par de vendedores de drogas a los que perseguía cuando en realidad estaban dos mecánicos de una concesionaria de autos ubicada en el lugar que habían terminado su jornada laboral y se aprestaban a ir hacia sus hogares.

   Todo ocurrió alrededor de las 18 de ayer en Junín y Rawson, frente al shopping Alto Rosario y Stern Automotores, reconocida concesionaria de varias marcas de autos importados. A esa hora, cuando en la zona hay un intenso movimiento de personas y vehículos, dos empleados del taller de esa empresa que habían concluido la jornada se subieron al Peugeot 206 gris oscuro y con vidrios polarizados de uno de ellos que estaba estacionado sobre la calle colectora frente al centro comercial.

   En esas circunstancias, y cuando se aprestaban a ponerse marcha hacia sus viviendas aún con ropa de trabajo, una camioneta Chevrolet C10 blanca doble cabina y sin identificación alguna pasó por calle Junín y cuando todo hacía prever que seguiría el recorrido, frenó intempestivamente. Tras ello el chofer dio marcha atrás, bajó frente al Peugeot de los trabajadores y la emprendió a los tiros con un arma de alto calibre que anoche no se sabía si era la pistola oficial. Los balazos dieron en uno de los neumáticos delanteros del auto y en un guardabarros y en el lugar se recogieron cinco vainas servidas.

   Sólo los gritos de los jóvenes desde el auto frenaron el ataque del policía que recién en ese momento se dio cuenta de su error. Al lugar llegó un móvil de Gendarmería Nacional que patrullaba la zona y se hizo cargo de las primeras actuaciones aunque poco después altos jefes policiales también se hicieron presentes para interiorizarse de lo ocurrido y se planteó entonces una especie de conflicto de competencias que deberá dirimir el fiscal de Flagrancia en turno.

   En tanto, los dos empleados de la concesionaria debieron ser atendidos por un servicio de emergencias ya que, si bien no resultaron heridos, quedaron en estado de shock.

 

Esta es la pacificacion de Lamberto y Berni, y tales son los pacificadores. Podríamos citar aquello que dijera alguien que resistiera a los invasores del Imperio Romano: "Hacen un desierto y le llaman paz”, o en la versión de Tácito: “Hacen una carnicería y le llaman paz”.

 

 

                                                                                                             4 DE JUNIO DE 2015

 

 

NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS

 

                                      

 

                                            

 

 
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portada susana