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SUSANA, ESTELA, EL PANADERO Y SU FISCAL. PDF Imprimir E-Mail
viernes, 06 de marzo de 2009

 

SUSANA...

Que la gritería de estos días sobre la necesidad de imponer la pena de muerte y la imputabilidad de niños casi desde la cuna, esté encabezada por un reclamo y la “militancia” de Susana Giménez, no habla muy bien de quienes se han colado en la iniciativa de una mujer que es emblema de la TV tipo “Boluda Total” por un lado, y por el otro, fácilmente manipulable  por los auténticos reaccionarios que manejan la caja boba.
Es cierto que el último paladín  “justiciero” cayó en descrédito una vez que se supo de ese inexplicable resentimiento de viejo rico que lo llevó a mentirse ingeniero y que se conoció su apego al dinero fácil  vendiendo la muerte de su hijo como propaganda de viajante de compañías yanquis de “seguridad”, entre otras cosas.

Encima, los delincuentes que pretende asesinar Susana Giménez no son otros que contertulios de ella, en tanto íntimos de su decorador asesinado y de hecho, está sufriendo lo que sufre la perra que se muerde la cola. El supuesto clarito que dejó ver fue, desde inicio, el de la inseguridad modelo standard, situación en la cual algunos marginales, negros, villeros y demás, de manera oportunista, atacan a la gente bien con policía herido y todo, en uno de esos mini malones que suelen, según esta  versión, desatarse sobre lugares decentes.
Y no era así.
Los atacantes no venían de afuera en tropel, sino que salieron de adentro de la casa que la misma víctima les había abierto no ahora, sino hace ya tiempo, para compartir con ellos las delicias de la vida privada de cada uno. El cana que apareció por allí y fue herido, también era conocido de la casa y la ligó en medio de la confusión por haber tenido la desatinada idea de ir al lugar casualmente para concretar un negocio.
O sea, un crimen que a pesar de la idea de Susana y sus seguidores, fue cometido por mano de la propia gente de bien o sus allegados. No es para sorprenderse y debe tenerse en cuenta -siquiera por precaución- que en estos casos no se necesitan marginales asesinos. No: en general son de la misma categoría que las víctimas. Es el “estilo country”.
Hay una chorrera de eso. García Belsunce, Nora Dalmaso, Rosana Galliano. Para anotarlo, la mayor densidad se da en un lugar tan cotizado como Pilar, que debería figurar en el famoso mapa de otro facho notable, Francisco De  Narvaez, que, oh casualidad, no registra la zona como de altísima peligrosidad.
Obviamente que a nadie que se pretenda tan decente como Susana Gimenez se le ocurriría igualar por antecedentes a mercenarios de empresas de seguridad, milicos oficiales, distinguidos habitantes de los predios, etc., con vulgares habitantes de latitudes humildes, de los que una persona bienpensante debe desconfiar por principio y condenar por genealogía.

De todos modos, el periodismo se hace eco rápidamente de estas embestidas porque, sirviendo a los intereses empresarios, no importa cuán desdeñable sea la fuente de las canalladas, sino cuánto alcance puede tener el mensaje represivo. Como esta prensa es de consumo cotidiano de todas las clases sociales, la tribuna resulta ideal.

 

 

 

ESTELA...

Como si los intereses populares no tuvieran suficiente con la planificación mediática de los temas que sistemáticamente se vuelcan contra los mismos, viene a colarse en la discusión Estela de Carlotto, quién sanciona con aire magisterial una conclusión que se supone debemos tomar al pie de la letra: "la muerte de mi hija no me llevó a tomar venganza por mano propia o exigir paredón".
No es así la cosa.
Su posición personal, incluso institucional, no tiene por qué descarrilar la discusión que mal que nos pese se abrió.
Que una referente de la estructura social de la propaganda del sistema como la Giménez, con toda su oquedad e idiotismo plantee una vez más la represión a los pobres y los niños, no tiene por qué llevarnos a traer a colación cuestiones de otro orden muy distinto.
Que ello no viene al caso.
Ni viene al caso ni puede tolerarse. Hemos marchado mil veces desde muchos años antes que Estela, que no por vieja se pasó la vida militando sino que se acercó a la práctica unos 30 años tarde, cuando muchos de nosotros ya teníamos cientos de palos sobre el lomo, años de cárcel, familiares desaparecidos, persecución y muerte encima. Incluso hay que destacarlo: cuando muchos, entre ellos la hija de Estela reclamábamos por nuestros compañeros asesinados (valga Trelew como ejemplo), por la libertad de todos aunque no fueran ni padre, ni madre ni nieto ni tuvieran más parentesco que la solidaridad de los que luchan (valga Villa Devoto en el 73 como ejemplo), cuando en la Dictadura Militar de Onganía o bajo el Gobierno de Isabel Perón protegíamos a los perseguidos por los grupos de tareas llamados por entonces Triple A, CNU o Juventud Sindical entre otros nombres del crimen, Estela vivía en una nube de algo.

Por eso queremos aclararlo con todas las letras: nosotros desde hace mucho más de 30 años -porque nada más viejo que la injusticia según el saber común- luchábamos, y no una, sino mil veces caminamos junto a cientos de miles que cantaban “paredón/paredón...” y eso no ha cesado y el 24 de marzo próximo lo veremos, mal que le pese a Estela y, si nosotros, decimos, no nos consideramos ni mínimamente autorizados a criticar al que lo reclama, qué puede venir ella a hacerlo.
Y no es que sólo reivindiquemos la historia en sí que nos compete, porque ni siquiera un historial impecable resulta garantía si no se añade a él un presente sin claudicación. Es preciso señalarlo, hay demasiados ejemplos de ex militantes con dignos pasados y prostituidos presentes. Pero la Carlotto ni siquiera puede exhibir algún añejo pergamino.

Y que a ella no le quepa lo de hacer “justicia por mano propia”, vaya y pase. Jamás uno podría esperarlo de alguien que se inclina tan fácilmente por títulos, honores y prebendas oficiales. Pero si se trata de condenar la justicia popular como la que hizo el Gallego Fernández Palmeiro con el criminal Almirante Hermes Quijada, aquel que nos explicó la Masacre de Trelew como la eliminación de un enemigo despreciable; si se trata de eso, si quiere extender esa vulgaridad reaccionaria de la “justicia por mano propia” a hechos de respuesta social y política, tal como parece hacerlo, no nos cabe más que el repudio.
El sólo hecho de compararse a sí misma con Susana Gimenez y a una desaparecida militante popular con el decorador de Susana -con tal de poder insertar una opinión nefasta- ya es repugnante.

 

EL PANADERO...

En nuestra lucha sabemos distinguir las cosas. Somos obcecados defensores de los Derechos Humanos, participamos en causas contra los genocidas, no olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos; pero a la vez tenemos el ojo atento a lo que ocurre hora a hora y por eso sostenemos una Guardia Permanente con un teléfono en el cual se puede pedir ayuda ante abusos policiales -y se obtiene- noche y día...

Y es que en nuestro medio también se producen hechos tan inhumanos sobre argumentos tan degenerados como los de Susana y sus seguidores.
El 31 de agosto de 2008 en horas de la mañana Alberto Matías Asencio de 19 años y Sergio Nicolás Morel de 15 fueron asesinados por el repartidor de pan Germán Giosa de 33 años hijo del dueño de la importante panadería Nieves de Av. Perón 3240. Los homicidios fueron cometidos frente a la granja “Fabián” de Riobamba al 4391 en el barrio Bella Vista, en la zona oeste de la ciudad de Rosario. Giosa portaba el arma en forma ilegal.
En este caso nuestro organismo ha asumido la representación legal de los padres dentro del sumario penal.

El asunto es que un doble homicida está suelto como si nada. A nadie le agarra un ataque de inseguridad porque este individuo ande por ahí. Mucho menos a los Tribunales que a los pocos días lo pusieron nuevamente en la calle.

Pero no es todo. Desde el primer momento la prensa del sistema se dedicó a tratar a las víctimas como si fueran los victimarios, dando vuelta arbitrariamente las cosas.

La movilera de Canal 3 Giselle Massoud, entrevistando al defensor del asesino de los pibes, se dio el lujo de llamar a las víctimas “malvivientes”, sentando públicamente la “versión periodística” de que la muerte de dos pibes obedecía a “defensa propia”, cuando no está ni mínimamente establecido que lo atacaran.
Por su parte, el Dr. Luis Novaresio, bajo cuya dirección se desarrollan cursos de “periodismo” en una academia llamada TEA, desparramaba sus proclamas contra las víctimas con esa especie de delicadeza que calca de su mentor televisivo, el siempre listo golpista Mariano Grondona.
Jamás en su agudeza se preguntó cómo, en medio de tan supuestas extremas condiciones, Giosa mató a dos chicos, acertando a uno en la cabeza y a otro en el corazón.
Sin embargo, el diario digital de sus pichones publicaba los siguientes títulos en una seguidilla descerrajada en los días siguientes al crimen:

 

"Jamás pensé en matar a nadie"
Germán Giosa, el repartidor que el domingo pasado mató a dos delincuentes que quisieron asaltarlo en Riobamba al 4200, recuperó ayer la libertad.

Mató a dos ladrones en defensa propia.

Liberan al repartidos que mató a dos ladrones.

Clic aquí para leer la Nota Completa...

 

Esto es sólo una muestra de la complicidad de periodistas – y “maestros” de los mismos- fervientes del “debe morir” dirigido a quienes aún no habiendo matado a nadie, llevan en sí el estigma de vivir en barrio populoso y/o precario y/o asentamiento y/o...todo lo que demuestre no tener plata.

No nos engañamos con las apariencias y tomando este caso, precisamente el de un periodista acólito de un eterno amante de la Dictadura Militar Asesina, perteneciente a la empresa del Cónsul Honorario de Inglaterra, ligada íntimamente al negocio del Mundial 78, pretendemos demostrar que entre los genocidas de ayer, los represores de hoy y sus apañados “justicieros” no hay una separación radical, sino una trama de intereses antipopulares como los que este tipo de prensa preconizan atacando a los pobres en nombre de la Doctrina de la Seguridad Urbana, un reflejo peatonal y cotidiano de la más alta Doctrina de la Seguridad Nacional, verdadera biblia de los Golpes Militares.
Germán.Giosa, ese “buen chico”, es un beneficiario directo de esta propaganda criminal.

 

...Y SU FISCAL

Durante la reconstrucción de los hechos. la Fiscal Lucía Araoz, departía amablemente con el abogado defensor del imputado en autos, lo que en sí, podría ser encomiable, pero es necesario destacar para advertir las notorias diferencias de trato hacia las partes que se manifestaron el acto.
Al arribar al lugar la Señora Jueza y el Señor Secretario, de viva voz y en tono imperativo, sin aproximarse siquiera a la Jueza, la Fiscal comenzó a cuestionar la presencia de familiares y amigos de las víctimas en las inmediaciones, quienes estaban ubicados a más de cincuenta metros por el cordón que la policía había establecido, expresando que debía ser un acto “tranquilo” y señalando a los mismos como que fueran a poner en peligro su realización. A tal punto llegó el requerimiento que la policía estableció un nuevo cordón alejando aún más a la gente del barrio, cuya actitud en todo momento fue absolutamente pacífica. Para justificar una demanda de tan mal talante que proponía concretamente una acción policial contra ellos hay que tener o facultades adivinatorias cuasi divinas o una formación conceptual que admite casi como natural la “peligrosidad” de los pobres.

Sobre esto podría versar una discusión hasta doctrinaria, pero lo que queremos resaltar es la evidente parcialidad de la Señora Fiscal, que sin embargo consintió la presencia de los familiares del imputado de un doble homicidio en el mismo espacio. El padre del homicida confeso deambulaba por allí con la más absoluta libertad y su madre se ubicó junto a algunos vecinos a la altura de Riobamba al 4300., es decir, a escasos metros del preciso lugar de los hechos. Compartía con ellos, entre los cuales se encontraba una policía embarazada, un llanto que llevaba a sus ocasionales contertulios a abrazarla y otras manifestaciones de condolencia supuestamente por la situación del homicida, todo a vista y paciencia de la Fiscal que ya había logrado el alejamiento de los familiares de las víctimas.
Concluido el acto, la madre del asesino se retiró en un vehículo junto al padre, del cual descendió media cuadra después para subir a un automóvil chapa AYF203, y partieron en caravana junto al utilitario conducido por el padre y el automóvil del defensor acompañado por el imputado. Toda esto se concretó ante la vista del personal de la Guardia de Infantería, proviniendo los vehículos del sitio en que se llevó a cabo la reconstrucción y sin que nada ni nadie objetara tales libertades en el marco de tantas restricciones.

Mientras tanto y detrás de dos gruesas sogas colocadas por los bomberos, enfrentados por personal policial antidisturbios, con la amenaza de represión e incluso empujados algunos para que se alejaran más, estaban llorando las madres de los asesinados, acompañados de familiares, amigos y vecinos.

Consecuente con su parcialidad, la Fiscal ha consentido casi con elogios la libertad de Germán Giosa, coincidiendo o excediendo las consideraciones del defensor. Una vez más se extiende el gatillo fácil al dedo de un particular, émulo de aquel que ha dado nombre a los que le sucedieron: el Ingeniero Santos.

 
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CUADRO DE DESHONOR
portada susana