Para esto, una cantidad de organismos DDHH y otras organizaciones se pierden en innumerables debates sobre quiénes deben ser de las Comisiones, que carácter debe dárseles, etc., además de pagarles los gastos a especialistas internacionales que visitan para dar su consejo sobre como administrar el horror.
Hacer un museo de la revolución inconclusa, de la que se está haciendo, es meter esa revolución en un museo.

Mal que les pese a las clases dominantes, hubo, hay y habrá en la Argentina, como en todo el mundo, revoluciones en marcha. En la cresta de la ola, a la vanguardia, en la resistencia aguardando la ofensiva, siempre está el germen de las organizaciones. Ellas no archivan lo que está en desarrollo. Es el capitalismo el que lo pretende.

Pero ninguna campaña tiene una sola cara aunque haya un propósito predominante.

Sin duda alguna en estos emprendimientos, a los cuales se impulsa desde despachos gubernamentales, la finalidad es la impunidad y la coexistencia reaccionaria basadas en la reconciliación. Claramente lo expuso en el acto de la ESMA el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, en su discurso señaló que "ahora aparecerán las voces criticas" a los museos como el que se lanzaba en ese predio, porque "esto no favorece la reconciliación". Y sentenció: "se equivocan". Es decir, que lo que allí inauguraban es el Museo de la Memoria y la Reconciliación. Como todos.

El hecho es que cada acto de este tipo y más que nunca en este 24 de marzo, es aprovechado para lanzar en torno a los mismos una batería de propaganda, entre las cuales se destacan las intervenciones mediáticas de quienes apoyan la política gubernamental y sus transversales. Entre éstas, ponemos a disposición la que más a mano tenemos sin querer decir que sea la única o las más repugnante muestra de la calidad humana de muchos de los que acompañan la campaña pro-reconciliación.

Nadie podrá encontrar en el reportaje que reproducimos ni un atisbo de puteada a los milicos, una señal de autocrítica por la conducta que tuvieron las dos mujeres que allí hablan, ni siquiera una brizna de sentimiento dolido. Todo lo contrario, el recuerdo de los compañeros se contabiliza en las perdidas personales, como un bolso o biyuterí; la colaboración como la "actuación de un personaje"; la promiscuidad con el enemigo como circunstancias "delirantes" o que "fue todo muy loco". Hasta la anécdota final sobre " hoy tenemos que estar preciosas, el Tigre (el sanguinario Acosta) nos debe estar mirando por tevé ' y todas estallamos de la risa", es una estampa de la degradación que se exhibe como si esta fuera la condición humana más natural.

Hay cosas que no tienen repuesto. Entre todas ellas la dignidad del militante popular, quizás sea de las más preciosas. Cuando se la menoscaba con la exhibición obscena de conductas vergonzosas iniciadas durante el cautiverio o el exilio y que se prolongan en una exposición descarada de la claudicación como "derecho a la libre determinación individual"; de la cobardía física, pero moral sobre todo, como una condición común a todos los luchadores, incluso los que murieron en combate; el cinismo como una demostración de "la alegría que nunca se pierde"; la traición, como una forma de supervivencia respetable dadas las condiciones extremas de la Dictadura Militar; alguien tiene que señalar esta degradación.

Con descaro imperdonable, cientos de renegados de la lucha popular y de la Revolución Socialista, salen a contar esas "historias de vida" en las que se exhibe una y otra vez que ser un quebrado es parte de los derechos de cada "individuo". Puede que así sea. Pero que no vengan a decirnos que es una virtud. No. Solamente a los quebrados, a los renegados, a los individualistas, a los que aborrecen la idea de sacrificarse por el Pueblo, a los mentirosos que quieren igualarnos a todos con su miseria, a los entregadores de compañeros, a los que nos convocan ahora a confiar en la mascarada progre-Kirchnerista, a los que le rinden banderas que ellos dejaron caer cuando su propia rendición, a los que tienen "profesión de perseguidos" y ganan con ellos desde dinero hasta "status", consideración en ciertos ámbitos e incluso prestigio social y político; a los que habiendo abandonado la lucha se comportan como si fueran todavía parte de ella; a todo este tipo de personas entonces se les puede ocurrir semejante idea.

El descaro con que se mueven, convocados por la prensa burguesa para la gran campaña de descrédito a los compañeros de los 60/70, debe ser enfrentado ya mismo, porque la educación popular exige que se llamen las cosas por su nombre. La solidaridad que se requiere para conformar destacamentos de lucha e incluso contingentes de movilización, impone que por lo menos digamos que esta mal agacharse para que bala o garrote le dé a el de atrás. Muchos lo entienden y los que todavía no se atreven a superar el miedo físico con coraje moral, tendrán seguramente su oportunidad y debemos comprenderlo. Pero jamás le debemos decir a nadie que esta bien, porque no esta bien desproteger a un hermano, desamparar a un compañero, sacarle el cuerpo al enfrentamiento para el perjuicio del otro.

La cobardía se aprende, la enseña la burguesía desde que uno es chiquito y si esta bien regada es una melaza enorme y dañina. La cobardía es hermana de la indiferencia ante el dolor ajeno. Es la hermana de la indignidad. Es familia de la traición.

Podrá cuestionarse "¿Quiénes son estos para dar lecciones de moral?". Mire, capazmente que no seamos nadie, pero los que nos precedieron sí. Y miles de ellos han firmado con su sangre las decisiones que tomaron. Y eso lo respetamos mucho. Simplemente sabemos leer, entendemos lo que leemos y para nosotros, esta romería de "historias de vida" jamás podrá impornerse a la Historia de la Lucha Revolucionaria y Popular. Enterradas por conveniencia hay constancias de la verdadera Historia que están siendo sistemática y arteramente ignoradas.

Veamos una.

RESOLUCIÓN SOBRE MORAL ANTE EL ENEMIGO.....

Por ello es muy necesario dejar perfectamente claro que un militante o combatiente de nuestra fuerza militar NUNCA CANTA, NUNCA DA DATOS A LA POLICÍA que puedan ser usados contra la organización. Ello no significa que no deben usarse las más estrictas medidas de clandestinidad y que al producirse detenciones no se tomen medidas preventivas. Siempre es posible que un detenido se entregue al enemigo. Pero el que lo hiciera será considerado un traidor y juzgado como tal. El movimiento revolucionario proletario se ha manejado siempre con este criterio...

Este fragmento ha sido extraído de la edición original del "Partido Revolucionario de los Trabajadores. Resoluciones de V Congreso y de los Comité Central y Comité Ejecutivo" (1970) Ediciones El Combatiente-1973; conservado en el archivo de compañeros. Por supuesto que hay innumerables resoluciones en el mismo sentido de otras organizaciones y que quienes hoy nos enrostran su individualismo liberal a ultranza, pretenden inexistentes.

Como se verá, la resolución no padece de idealismo. Por eso la insistencia en las reglas de clandestinidad. "Siempre es posible que un detenido se entregue al enemigo", dice; "pero el que lo hiciere será considerado como un traidor y juzgado como tal", agrega llamando a las cosas por su nombre.

Ninguna organización que se pretenda popular tiene derecho a ignorar esta realidad y dejarse perder en la marea de "Historias de vida" en las cuales lo que siempre está presente es la banalización de la vida misma, con un embrollo de edades, cuestiones domésticas o amatorias, etc.; mientras se suprime meticulosamente la identidad política, el historial de lucha, la conducta combativa y las premisas morales de nuestros compañeros, incluso de muchos que aún hoy militan con dignidad. Y es especialmente para éstos que la igualación a relatos como los transcriptos son más lesivos.

La campaña por la "reconciliación" esta tomando ribetes de incitación al colaboracionismo con los represores, y esto es un peligroso rumbo para los luchadores sobre el cual debe advertirse claramente, porque no es una cuestión del pasado sino del futuro.

Por eso no aceptaremos jamás que la voz de los '70 nos llegue ni por Kirchner, ni por los progres transversales, ni por ninguno de los acólitos degenerados que se montan en su condición de "sobrevivientes" para encharcar la honra de nuestros compañeros.

Porque como escribiera el poeta turco Nazim Hikmmet durante sus 26 años de cautiverio, "Estar preso, no es esa la cuestión: la cuestión es no entregarse". Y bien, extendamos sus versos hasta lo necesario: ESTAR LIBRES, NO ES ESA LA CUESTIÓN: LA CUESTIÓN SIGUE SIENDO NO ENTREGARSE.