El sábado 21 de noviembre fue asesinada Zulema, la madre de nuestra compañera Silvia.

Su enorme dolor nos pega de lleno y esta semana que dejamos transcurrir antes de pronunciar una sola palabra, es parte de nuestro acompañamiento a ella, que en circunstancias como estas, anteponen el abrazo al pronunciamiento.

No ha sido una muerte anticipada o previsible por alguna dolencia. Ni siquiera por una hecho dramático pero accidental. Se ha tratado de un homicidio cometido a la vuelta de la Comisaría Primera, en una pensión céntrica y muy poblada y en un horario de mucha actividad.

De hecho que estamos realizando un gran esfuerzo para que se encuentre a los responsables del crimen, tratando de garantizar todo aquello que el dolor y el estupor de Silvia demanden.

Aseguramos a los compañeros que ni por un momento hemos olvidado quiénes somos ni las condiciones generales que nos rodean y que todo supuesto es considerado hasta la minucia en nuestro cotidiano balance de lo que vamos conociendo.
Oportunamente, volveremos sobre el tema.